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viernes, 16 de febrero de 2007

La sospecha

Sale humo de la chimenea, es un humo negro no se corresponde con leña limpia y seca ¿Qué se estará quemando? Las hormigas salen a buscar comida ¿Si hace frío por qué no se quedan en los hormigueros? A menos que estén muy calientes dentro de la tierra por estar excesivamente cálida. Todo esto es muy sospechoso.
El suelo del jardín está como abombado. Podría esconder unos hornos crematorios o algo así. Las zonas de recreo están muy civilizadas y adecuadas. Tal vez se esté ocultando algo con esta apariencia de normalidad. Hay pavos reales sueltos por el jardín, pero no hay gallinas, ni perros, ni gatos. Las piedras del jardín son demasiado grandes, están formando un muro de contención, pueden estar ocultando algo debajo. Este lugar está muy cerca de la población, difícilmente se puede sospechar de un lugar tan socializado. En el bosque cercano hay alcornoques ¿Quién va ha sospechar de un bosquecillo? Pero hay mucho abono natural, tal vez algún ser vivo ¿Y ahora muerto? Esté enterrado aquí abajo. Tiene que haber algo tras esta imagen tan natural. Esta noche voy a investigar qué hay debajo de la casa. Puede ser que encuentre un dato más interesante. Tiene que haber un sótano, puede que en él hayan ocultado algo.
Por la noche me compinché con unos compañeros que habían sospechado como yo. Nos dispersamos entre las ramas y los árboles. Pronto desapareció Rubén y Ana, después Carmen ¿Dónde se habían metido? Empecé a temblar de miedo, la próxima sería yo. De repente alguien me cogió del cuello. Al rato, me encontré en un sótano colgaba mi cuerpo de un gancho. Al igual que mis compañeros, nos esperaba todo el proceso de ahumado, despellejado y triturado. Ahora se desvelaron todas mis sospechas.

Zarpa en la oscuridad

Hace un rato que veo la luz incidir y reflejarse en el agua. También he visto farolas alumbrando las calles recién estrenadas de una ciudad que huele mal. Hace un rato que oigo los motores de un barco que empieza a estremecerse, no de movimiento, más bien de decrepitud. También he oído voces ininteligibles, con el ángelus de sus tripas pidiendo hamburguesas y tortilla de patatas. He visto caras, siempre son las mismas, las he visto en Franckfurt, en la vendimia o en el algodón, en el tomate, en la naranja o haciendo el verano en Palma. Las vi en la siega, pescando el bacalao, o en la cadena de montaje Pick.Pack. S.A. Sale el barco o mejor entra en el mar. Los niños caen en trance, el sueño les domina, el motor les arrulla. Los mayores fuman donde no deben. Buscando un cenicero que no está presente, apaga el cigarrillo en el suelo enmoquetado de plástico, escudriña con el rabillo del ojo, ha hecho algo incorrecto... y a su lado otro mortal enciende su cigarrillo.